jueves, 8 de abril de 2010

Los OTROS SABORES de la supervivencia


Muchos sobrevivientes del Holocausto llegaron a América con imposibles dolores a cuestas. Es de entenderse que esta Tierra de Gracia les pareciera el infierno o el paraíso. No había tintas medias. Quienes intentaron restar grosor a sus experiencias durante la guerra, vieron un mundo distinto y aquí se quejaron de asuntos felizmente banales. Lily Klaver de Halasz, es una de ellas. Nació en Austria en 1921 y llegó a Venezuela junto a su madre en 1939. Aquí nada le fue fácil al principio, pero se adpató y renació. No sería cualquier cosa provenir de Viena, templo de la bollería y los chocolates, de una dulcería memoriosa. Por eso en su testimonio señala, obviando los improperios del clima y la lengua: “aquí la vida era mucho menos complicada, aunque no había un buen pan, la torta de chocolate era salada —todavía no sabían fabricar un chocolate que pudiera conservarse — y la pintura de labios se derretía”.

No hay comentarios: