domingo, 11 de abril de 2010

Olvidadas recetas campesinas de LOS ANDES


Aparece de pronto en mi buzón un correo de Gamal El Fakih Rodriguez, venezolano egresado de la primera promoción (1993) del Hotel Escuela de Mérida, contándome que en el próximo verano publicará en español y en francés el libro Recetas olvidadas, donde recoge los sabores de Los Andes campesinos. Se trata de una recopilación iniciada con sus alumnos de la Escuela donde él mismo estudió: “Viajando de pueblo en pueblo, hablando con las abuelitas y con la gente de las aldeas y de los campos, sentándonos a hablar, a tomarnos un cafecito con todas las señoras que han consagrado su vida a las legumbres y a los granos, a las frutas y a las hierbas, a los animales del corral y a los del monte, logramos recopilar una gran cantidad de recetas, muchas de ellas casi olvidadas, que hoy queremos ofrecer, con la esperanza de que no se pierdan...”
Gamal El Fakih Rodriguez, después de trabajar en diferentes países con algunas de las cadenas hoteleras de mayor prestigio mundial, se desempeña actualmente como sub-Director del Instituto de Turismo y Hotelería de Québec (ITHQ) en Montreal, Canadá.
El libro, aún inédito, puede curucutearse en su magnífica página: Las recetas olvidadas y desde allí adquirirse. Hay allí adelantos de potajes, ensaladas, contonos, panes, pasaderos, dulces, bebidas y hasta remedios propios de bodeguitas idóneos para la ansiedad, la debilidad y los estreñimientos del cuerpo y el alma.
Por lo pronto copio la canción popular La cocinera, maravillosamente interpretada por Doña Mercedes Muñoz de Rodríguez una tarde cualquiera de abril de 1978 y que puede escucharse en Youtube.

La COCINERA

Se levantó la cocinera,
y a soplar el fogón
se lava las manos
se lava la cara
se riza el cabello
y se hace el pompón.

Esta leña tan maluca
Que no quiere ni prender
¡malhaya sea el cuero
de aquel leñetero
que me hace padecer!

Desdichada la mujer
que se mete a cocinar
que va sometida
que aquella atrevida
la venga a regañar

Ya no soplo más con leña
ni tampoco con carbón,
me voy pa’ mi casa
mi madre me pasa
y ahí le queda su fogón.

Ya me voy, ya me voy
a la voz de mi marido
me da de comer
me da de beber
y me da mi buen vestido

Los besos de mi consorte
me saben a chocolate
color amarillo
color encendido
que me saben a tomate…”

1 comentario:

Vanessa Rolfini Arteaga dijo...

Qué alegría! retomaste el blog ... te seguiré de cerquita. Un abrazo