sábado, 17 de abril de 2010

También EN LA GUERRA SE COME


Desde Buenos Aires, Adriana Morán Sarmiento nos llama la atención sobre el documental Cooking History, dirigido y escrito por el eslovaco Peter Kerekes y que habiéndose estrenado el año pasado ha obtenido ya importantes reconocimientos: Premio especial del Jurado en el Festival Hot Docs, Canadá, 2009; Premio Fipresci (Federación Internacional de Prensa Cinematográfica) en el Festival DOK Leipzig, Alemania, 2009; y Premio Memorimage en el Festival Memorimage (Reus), España, 2009.
Antes de sumergirme en el film —que no he visto, que no sé cuándo veré— dejo claro que el blog de la venezolana, Los 365 días, es extraordinario: en un juego con la película Julie & Julia, se ha propuesto ver todos los días una producción cinematográfica, y lo ha cumplido. Al día de hoy ha visto tantos títulos como días han transcurrido de este poroso año.
Cooking History, de ochenta minutos de duración, tiene como ingredientes “6 guerras, 10 recetas y 60.361.024 muertes”. Y es que su tema son los sótanos de los conflictos bélicos y el ignorado papel que han desempeñado en ellos los cocineros, víctimas o victimarios que se las han ingeniado para tomar los productos de su alrededor y con ellos cocinar miserias, venenos o efímeros instantes de gloria. Se trata de un nada suculento retrato de la Segunda Guerra Mundial, Chechenia y de Algeria, entre otros macabros conflictos.
“Pese a que los libros de texto nunca los mencionan, los chefs militares han sido determinantes a lo largo de la historia y las necesidades cotidianas de millones de estómagos armados han influido en victorias y derrotas”, señala la sinopsis del documental. “Cooking history es un retrato de estos chefs europeos que sirvieron a diferentes ejércitos y fueron testigos de las guerras europeas en el siglo XX. Sus recuerdos nos dan una visión de los hechos históricos que difieren, en algunos aspectos, de la versión convencional explicada en los libros o archivos. Las historias personales de estos testigos olvidados y la franqueza de sus anécdotas transmiten un sentido de la vida y de la muerte en el aparato de la guerra, un sentimiento de esperanza, nostalgia y estrategias de supervivencia en medio de la destrucción y la desesperación”.


2 comentarios:

Adrimosar dijo...

A pesar de que solo vi media película (quizás un poco más) por problemas de salud, me pareció que lo novedoso de este documental, además de plantear el tema desde otro punto de vista, es la manera como el director logra un trabajo ameno y atractivo con escenas tan fuertes y testimonios tan contundentes. Hay varios cortos en internet.
Jacqueline, gracias por la mención de mi blog.
Un abrazo!
A.

Zinnia dijo...

guao, cuando consigas ese documental avísame, me encantaría verlo!