jueves, 18 de agosto de 2011

Santa Fe, Argentina, meca de cerveceros

Tentadora espuma litoraleña

Fuente: Agencia Tur Noticias
(Especial para Textos en su tinta)
agencia@turnoticias.com.ar


En estas productivas tierras, la gastronomía es protagonista. No sólo por los famosos alfajores, sino también por las innumerables choperías, pubs y restaurantes donde degustar las más ricas cervezas artesanales. Además, la posibilidad de conocer los secretos de fabricación y las raíces milenarias de este legado inmigrante.
Santa Fe de la Vera Cruz, capital provincial y cuna de la Constitución Nacional, invita a los visitantes a recorrer su atractivo patrimonio histórico y cultural, pasear por sus pintorescas costaneras con variados balnearios, así como disfrutar del verde que caracteriza a plazas y parques. Situada a menos de 500 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, resulta de muy fácil acceso tanto terrestre como aéreo. Y es uno de los sitios donde resulta imperdible degustar exquisitos surubíes y dorados, así como la especialidad de la casa que son los alfajores Merengo.
En tanto, una de las propuestas que tomó mayor trascendencia en los últimos años, pese a tener ya más de cien años de historia, son los recorridos turísticos por el totalmente refaccionado Polo Cervecero. Allí, acompañados por un guía especializado es posible encontrar un antiguo Patio de cuidada arquitectura y deliciosas ofertas gastronómicas; un museo inédito donde rescatar los inicios de esta actividad en el país y el mundo; una Lisería que comercializa la bebida fresca y recién elaborada; y, las plantas industriales de las Cervecerías Santa Fe y San Carlos, entre las más antiguas en territorio nacional.
A esta Ruta de la Cerveza se le suman una gran lista de choperías, bares y pequeñas empresas familiares que ofrecen al turista la posibilidad de hacer degustaciones y aprender que este rico legado fue traído al país por los inmigrantes italianos, alemanes, polacos y holandeses que llegaron a la región a fines del siglo XIX. Ellos tenían por arraigo el consumo de esta espumosa bebida, y en esta provincia encontraron que el agua del Paraná era un ingrediente más que adecuado para elaborarla. Así, la tradición hizo raíces y adquirió nuevas formas y costumbres convirtiendo a Santa Fe en su mayor consumidora.

Como hace 100 años
El clásico Patio Cervecero supo ser un área de encuentro típico de estas tierras. Impulsado por el reconocido Don Otto Schneider -uno de los primeros maestros elaboradores de la zona- fue construido en base a los que ya existían en su Alemania natal. Actualmente, está acondicionado con capacidad para 700 personas y áreas de comida, como una especie de homenaje a lo que alguna vez representó. Es por que ello que se mantuvo el adoquinado original, las rejas y el ladrillo a la vista de sus paredes. Incluso, persiste aún una glorieta construida de manera artesanal por herreros locales y escalinatas de mármol de carrara. La ambientación del mobiliario y la iluminación también van acordes a esta idea.

Los primeros pasos
En la Casa de la Cervecería construida en 1912, lindera a la planta productora, residían el gerente y la familia de la empresa. Actualmente, funciona allí un museo que relata la historia y el desarrollo de esta bebida en el mundo y específicamente en la ciudad Capital. También hace alusión a las primeras industrias como la Cervecería Santa Fe y otras. Se puede conocer la vida de Otto Schneider en lo que fue su antigua oficina y hasta ver un documental sobre su vida.

Ver y beber
El Polo termina de completarse con la Planta Elaboradora y la Lisería. La primera de ellas es una de las más modernas fábricas de Sudamérica que data de 1912 y donde además de hacer la marca Santa Fe, se hacen otras nacionales e internacionales como Heineken, Budweiser, Córdoba e Imperial, cada una de acuerdo a sus recetas originales que deben seguirse al pie de la letra. Allí, trabajan unas 400 personas, y se exporta la mayor cantidad de litros del país. El visitante verá el sector de los molinos y la calurosa cocina con enormes ollas de malta macerada en agua. Más adelante, hace su aparición el lúpulo, ingrediente que aporta el aroma y el sabor, el cual debe fermentarse con levadura. Y finalmente las áreas de maduración y envasado. La segunda zona constituye la mejor de la excursión, donde el visitante saborea de una forma muy particular las bebidas. La producción no está pasteurizada, sino que sale directamente del barril. Se sirve un vaso de 255 cm3, el cual desborda apenas 2 rigurosos dedos de espuma. Y según aseveran los aficionados eso le permite percibir mejor el color y conservar la fresca temperatura necesaria. Muy cerca también está en funciones, la planta San Carlos, fundada por Francisco Neumayer en 1884, que elabora su tradicional marca, Otro Mundo y Duff. Destino reconocido por la Fiesta en honor a esta tradicional bebida.

Camino a un Oktoberfest
En 2010 la ciudad fue protagonista del Primer Encuentro “Santa Fe, Tierra de Cerveceros” al que asistieron miles de personas para participar de espectáculos musicales, charlas, exposiciones, muestras y degustaciones en los recuperados talleres de la Estación Belgrano. Lo cierto es que el objetivo de las autoridades y el sector privado es que estas masivas convocatorias se repliquen hasta convertirse en una verdadera marca nacional. A futuro se espera la puesta en marcha del famoso Oktoberfest, que en el país tiene su sede en la ciudad cordobesa General Belgrano. De acuerdo a las estadísticas oficiales, es en Santa Fe donde residen la mayor cantidad de cerveceros artesanales. Dentro de la Asociación Somos Cerveceros, de los 130 socios que existen en todo el país, 34 son santafesinos.

Sitios imperdibles
Entre bares, restaurantes y choperías, la ciudad de Santa Fe posee una larga lista con alrededor de 150 direcciones donde poder probar el famoso “liso”, acompañado de maníes o lupines horneados, salados y con piel. Algunas de ellas son El Castillo, cuyas excelencias en platos son el yacaré con puré duquesa a la cerveza roja, el conejo a la cerveza negra y el cordero con la variedad América Pale Ale. Otro sitio ideal es la Chopería Santa Fe, con sus bastones de surubí, pescados de río y minutas. En la antigua Estación Belgrano, no puede faltar una parada en el bar Saer, que homenajea al escritor santafesino Juan José Saer. Se suman la Chopería Campos del Sur y el Club Ferroviario. En los hogares santafesinos dicen que nunca falta un barril para “pinchar”, y que la adicción se asemeja a la de los porteños por el café.

Datos útiles
Para hacer una visita guiada en la Cervecería Santa Fe (Calchines 1401) es necesario hacer una reserva. Sólo pueden asistir mayores de 18 años, no se permiten cámaras fotográficas, y debe llevarse calzado cerrado y pantalones largos. Más información: www.cervezasantafe.com.ar.

En agenda
Primera quincena de septiembre, Fiesta Nacional de la Agricultura, en Esperanza.

miércoles, 17 de agosto de 2011

La Ruta del Olivo en todo su esplendor

Un fruto de antigua tradición
en el interior argentino


Fuente: Agencia Tur Noticias
(Especial para Textos en su tinta)
agencia@turnoticias.com.ar


A la par de las rutas del vino, existe otro tentador recorrido donde en territorio argentino donde descubrir los secretos de una milenaria práctica, como es la olivicultura. Pintorescos caminos rodeados de coloridas plantaciones, al resguardo de altos picos cordillerano, llevan a estancias para conocer y degustar distintos tipos de aceitunas.
Se trata de una escapada imperdible por las provincias de Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza con numerosas alternativas para combinar, e ideal para hacer en pleno otoño en época de cosecha. En algunas empresas podrá fabricar su propio aceite de oliva y llevarse una botella sellada para luego usar con orgullo, también entregarse al placer de tratamientos corporales a base de óleos o contratar una excursión en bicicleta para tener una perspectiva diferente.
El clima, el suelo y el agua -de especiales características en la región- hicieron de esas tierras un gran tesoro reconocido a nivel internacional. Un viaje para aprender que al igual que las uvas, cada aceituna tiene diversos sabores, y que tanto las verdes como las negras provienen del mismo árbol. Además, que para degustarlas hay que esperar, recién desprendidas son amargas y es imposible catar sus propiedades.

La mayor productora
La provincia de Catamarca, donde es posible iniciar este camino que despertará los sentidos, es considerada hace años como la principal productora de aceite de oliva del país, con más de 30 mil hectáreas destinadas a este noble fruto. Por la ruta 38, comienzan a verse las extensas plantaciones en el Valle Central, acompañadas por las cadenas del Ancasti y el Ambato. Al conectar con la ruta 60 se llega al Valle de Pomán, otro de los grandes centros oleícolas, para seguir luego hasta Tinogasta y Fiambalá. En este último pueblo, se podrán degustar excelentes vinos de altura o relajarse en un complejo termal totalmente preparado para renovar energías en piletones de entre 38 y 54 grados, así como visitar el Museo del Hombre, donde se exhiben momias de más de 500 años. Un apartado imperdible en estas tierras lo representa la ruta hacia Chile que recorre 19 volcanes de más de 6 mil metros de altura. En las ciudades se hallará hospedajes sencillos con la mejor atención personalizada y ricos platos regionales. Algunos establecimientos catamarqueños para agendar: La Bonita, Aceitera del Valle, Indalo y Oliva Ilustre.

Donde yace el árbol más antiguo
En el norte de la provincia de La Rioja se encuentra Aimogasta, el principal centro de cultivo de la aceituna Arauco, única en el mundo y fácilmente reconocible por su gran tamaño y sabor. El pueblito de unos 10 mil habitantes es la cabecera del departamento que lleva este original nombre. Entre los productores más importantes están Agroaceitunera, El Matucho, Nucete y la Compañía Industrial Olivarera. Y una de las destacadas por utilizar un método de extracción artesanal es la firma familiar Hilal Hermanos. Según relatos locales, en esta zona se encuentra el árbol más viejo -sembrado en el siglo XVII y declarado Monumento Nacional- que habría resistido una feroz tala en 1870 ordenada por el rey de España.

Por la ruta 40 también se llega a Chilecito, al pie de la legendaria sierra de Famatina, importante centro económico que concentra bodegas y empresas oleícolas. Para sumar, el Bañado de los Pantanos, antiguo asentamiento indígena donde se cultiva jojoba, y el imponente Corredor del Bermejo, poseedor del Parque Nacional Talampaya, el Provincial El Chiflón y la Reserva Laguna Brava, de gran belleza natural e importantes riquezas culturales y geológicas. En toda la zona encontrará una completa infraestructura gastronómica y hotelera, con valores que van desde los 50 a los 145 dólares.

Pasando por el Valle de la Luna
La misma ruta 40 que lleva al viajero hasta la provincia más austral del país, cruza tierras sanjuaninas donde viejos molinos y olivares pintan los alrededores, desde el pueblo San José de Jáchal hasta la Quebrada de Ullúm y los valles del Zonda y Tulúm donde se concentran los mayores productores de estos sabios árboles que alcanzan su plenitud después de los 35 años. Turísticamente, es posible recorrer un corredor alimentario por 14 establecimientos, distribuidos en 14.600 hectáreas y cinco departamentos a los largo de 50 kilómetros totalmente preparados para recibir al visitante con hospitalidad.
Entre los atractivos hay dos viejos olivares con casi 350 años plantados por los jesuitas en Valle Fértil. El punto de partida será la ciudad capital en dirección sur pasando por Rawson, Pocito, 25 de Mayo y Rivadavia, donde las condiciones climáticas son muy benéficas para las producciones. Entre los establecimientos destacados están: San Juan de Ullúm (Boulevard Sarmiento 2787 en Rawson); y, Campo de Olivos, una empresa familiar, a sólo metros del Jardín de los Poetas y del autódromo El Zonda (RN 12 km 16. La Bebida-Rivadavia). Imperdible es una visita al Parque Provincial de Ichigualasto, más conocido como el Valle de la Luna, sitio de gran valor paleontológico donde viajar a los orígenes. Los autos pagan un canon de 12 dólares, las combis 20 y los colectivos 25. Está abierto de 8 a 16 y los circuitos se pagan aparte entre 10 y 20 dólares.

Viñedos, olivos y el mejor esquí
La última de las paradas para cerrar el circuito nos lleva por la misma ruta 40 hasta Mendoza, principal polo vitivinícola del país que mantiene una tradición olivícola también en varios puntos de la provincia, donde encontrará destinos turísticos imperdibles como las Termas de Cacheuta, el centro de esquí Las Leñas, la encantadora San Rafael o Las Cuevas en el límite con Chile. Pero siguiendo el recorrido iniciado uno de los departamentos a visitar será Maipú, donde crecieron empresas que se dedican a la cosecha del olivo e invitan a los viajeros a degustar los mejores aceites vírgenes extra. Una de ellas es Finca El Paraíso (Polvareda s/n) con antiguas plantaciones de variedad Farga, Frantoio, Empeltre, Manzanilla y Arauco.

Para los amantes de las dos ruedas y el aire libre, la Antigua Bodega Giol (Ozamis 1040) ofrece una travesía de día completo por 65 dólares, con un guía especializado y regreso en vehículo para llevar los productos adquiridos. En la ciudad de San Martín está la finca La Tebaida (Soldado de la Independencia 650), donde incluso es posible hospedarse y degustar la cocina criolla y mediterránea, aprender los procesos en la fábrica de aceite y combinar la estadía con otros recorridos a bodegas, paseos a caballo o excursiones 4x4 al desierto de Lavalle. Más al sur, San Rafael abre sus puertas para conocer a fondo esta sabiduría milenaria, cosechar el fruto, elaborar el aceite y disfrutar de la olivoterapia en un spa. Un tour alternativo en pleno auge que incluye también recorrer el Cañón del Atuel, Valle Grande o el dique Nihuil. Allí, los alojamientos de lujo cuestan desde 120 dólares la noche como en el Tower Inn & Suites, otros en tres estrellas como Suter Petit Hotel por 70 y más económicos como Dali Hotel por 40.